28 de agosto de 2012

Belchite, otro pueblo olvidado


“… pueblo viejo de Belchite,
ya no te rondan zagales,
ya no se oirán las jotas
que cantaban nuestros padres… “

Con estos versos, entre un silencio abrumador, uno deja atrás la Iglesia de San Martín de Tours, antaño una de las iglesias más importantes y majestuosas del pueblo de Belchite Viejo.

Las siguientes líneas parten de una labor de investigación docente realizada sobre la actual situación del pueblo de Belchite, del porqué de su estado de abandono total y al borde del derrumbe, todo ello fuera de la burda idea macro extendida de “pueblo maldito”.

Estado en el que se encuentra Belchite Viejo hoy en día

Sin ningún tipo de reparo ni de consideración se engloba al pueblo de Belchite Viejo dentro de los vulgarmente denominados “pueblos malditos” de España, “pueblo fantasma”, “pueblo misterioso”… Mucha gente habla de actividad paranormal, de psicofonías, de presencias del más allá… pero nadie o casi nadie se plantea que realmente Belchite Viejo no es un “pueblo maldito”… es un “pueblo olvidado”… olvidado por administraciones, olvidado por mandatarios… no se plantean el por qué Belchite no fue reconstruido a diferencia de otras localidades con un claro pasado bélico como el caso de las localidades de Guernica o de Brunete.

Debemos tratar al pueblo de Belchite fuera de la cortina de humo que siempre se cierne sobre temas bélicos, fuera del ámbito bélico e histórico, temas de los cuales existen multitud de páginas web con fotos históricas, relatos de la batalla de Belchite, del bando nacional y del bando republicano… pero, para entrar en materia, me gustaría exponer unas líneas, a modo de apunte histórico nimio, sobre el lugar.

Belchite es un municipio de la provincia de Zaragoza, situado a 49 kilómetros de la capital, en una de las regiones más áridas de Aragón.

Etimológicamente denominado “bello lugar”, Belchite fue una de las localidades más prósperas de dicha región a principios del siglo XX, en todos los aspectos posibles (económico, artístico, demográfico…), llegando a contabilizarse hasta dos conventos, numerables iglesias, palacios y casas nobles, muros con decoración mudéjar y ostentosos ornamentos barrocos.

Ornamentos que podemos encontrar en algunos de los edificios abandonados

Las guerras siempre han manchado de sangre y lágrimas la historia de este pueblo, desde la época pre romana hasta la batalla de Belchite (durante la Guerra Civil Española, en el año 1937), un conjunto de operaciones militares por las cuales hoy en día se encuentra el pueblo en este estado deplorable.
Belchite no era el objetivo de la campaña republicana, era la capital, Zaragoza, pero la localidad que abordamos se encontraba en el centro de una franja entre ambos bandos y con un número de efectivos muy inferior al de las tropas republicanas.
El resultado fue devastador, cientos de personas muertas, cientos de casas destrozadas… pero la pregunta del porqué el pueblo se encuentra así la encontramos en los sucesos posteriores, ya que, tras la guerra, el principal objetivo del General Francisco Franco fue dejar intactas las ruinas del pueblo viejo de Belchite a modo de memoria perpetua de la "barbarie roja" (republicana), de cómo con unos pocos hombres, y en número inferior, se había hecho frente con una defensa memorable y digna de ser recordada.

Tras acabar la guerra, Franco propone dos opciones a los habitantes de Belchite dado el estado en el que se encuentra la ciudad. Dichas opciones son, o construir un pueblo nuevo a los pies del antiguo Belchite, o que los habitantes se encarguen de la reconstrucción y el General, a cambio, construye en la zona un canal de regadío para llevar agua desde el río Ebro y, así, que siguiera próspera gracias al cultivo de regadío.
Dado el coste que supondría reconstruir el pueblo tal y como se encontraba y con la economía que disponía la ciudad tras la guerra, los habitantes eligen la primera opción, construir un pueblo nuevo. Dicho “Belchite Nuevo” fue construido por los prisioneros republicanos que el Régimen consiguió capturar (unas 1000 personas), contando incluso con un campo de concentración en el propio pueblo viejo, a cargo de la Dirección General de Regiones Devastadas, y que aún hoy en día se conservan restos.

Belchite Nuevo fue inaugurado en el año 1954, pero no fue hasta 1964 cuando los últimos habitantes dejaron atrás las ruinas de sus casas para trasladarse al nuevo pueblo.

Englobando a Belchite dentro del marco patrimonial, al haber sido una de las ciudades más prósperas de la región, esta prosperidad también quedó reflejada en sus edificios, tanto en estética como en tipología.
En el año 2000, el ayuntamiento de Belchite propone a la UNESCO que el pueblo viejo sea reconocido como monumento a la paz, siendo el 28 de octubre de 2002 cuando la Villa de Belchite (viejo) es declarada Conjunto de Interés Cultural.

De entre sus ruinas y edificios a medio desaparecer y sin acondicionar ni para su visita ni para el turismo (son visitadas por unas 10000 personas al año) podemos destacar algunos elementos patrimoniales de especial interés, como:

Arco de la Villa: entrada al pueblo viejo y que da acceso directo a la calle Mayor, principal arteria de la localidad. Es uno de los elementos mejor conservados junto a la “Torre del Reloj”, ambas recientemente restauradas. Aún habiéndose restaurado, en su fachada de ladrillo se pueden observar aún los agujeros producidos por los disparos durante la batalla.


Iglesia y Convento de San Agustín: situados al norte del pueblo, próximos a la plaza con el mismo nombre. El estado en el que se conservan es ruinoso, con todas las cúpulas y techos de la iglesia totalmente derruidos por los bombardeos de la guerra y el campanario con desprendimientos… balazos de la artillería… Como anécdota, en una de las fachadas del campanario aún se conserva una bomba incrustada sin estallar.


Iglesia de San Juan: conocida como “Torre del Reloj”, está situada en el centro del pueblo. Realmente es el único edificio catalogado como BIC (Bien de Interés Cultural), aunque en páginas oficiales figuren todos los elementos aquí nombrados. Al observarla no parece que se haya restaurado y en parte es cierto, pues lo único que aparentemente se ha intervenido es la parte superior que se ha colocado un “capuchón” de madera a modo de cubierta. Acceder por su interior es sumamente peligroso, por una escalera de caracol de piedra de apenas 70 centímetros y totalmente a oscuras.


Convento de San Rafael: situado al sureste junto a la iglesia de San Martín. El estado en el que se encuentra es al borde del colapso, con el portón de entrada apuntalado y unos pocos muros con sus contrafuertes aún en pie, agrietados y agujereados.


Iglesia de San Martín de Tours: situada al sur de la localidad, fue la principal parroquia de Belchite. Al igual que sucede en la iglesia de San Agustín, el estado es ruinoso, con todas las cúpulas y techos derruidos y el campanario con desprendimientos.


Ahora bien… ¿qué pasará con Belchite Viejo? ¿qué se puede hacer?... ¿abandonarlo a su suerte?... ¿rehabilitarlo?... Estas preguntas se llevan planteando más de 50 años, pero con el trascurso del tiempo se está perdiendo la huella de este pequeño y olvidado pueblo.

Como se ha apuntado antes, según varias páginas oficiales, todos los edificios arriba mencionados están catalogados como BIC, por tanto, su salvaguarda es competencia de la Comunidad Autónoma de Aragón. La página web oficial del pueblo apunta también que la Diputación General de Aragón ha catalogado los BIC existentes y ha creado un sitio web donde los presenta (junto con otros de la región), es decir, mezcla elementos catalogados con los que cree que se deberían de catalogar, pero el caso es que el estado del pueblo no avanza de su ruindad y abandono.

A continuación, resumiré los puntos más importantes de la labor de investigación docente realizada, en la cual propusimos una serie de pautas de intervención que fueron muy bien acogidas.
Para comenzar analizamos varios puntos acerca del pueblo en materia de urbanismo, patrimonio, construcción… todo bajo la premisa de una recuperación del pueblo viejo y expansión del pueblo nuevo hacia el mismo y no hacia otra dirección, además pensando en una unificación urbanística entre pueblo viejo y pueblo nuevo.

Aunque el nuevo pueblo posee todas las infraestructuras, se trata de una “ciudad dormitorio” que posee una trama en malla rectangular y viviendas unifamiliares. Por ello, la intención de la intervención no solo es unificar las dos zonas de Belchite sino generar una serie de usos y actividades que fomenten a Belchite Nuevo.

Todo este análisis nos condujo al establecimiento de 3 grados de recuperación:

Grado 1: en este primer grado englobamos los elementos más significativos de Belchite Viejo, como son los edificios más destacados del lugar y de especial interés patrimonial (iglesias, conventos, la “Torre del Reloj”, el arco de acceso… pero también se pretende una conservación y reutilización del antiguo tejido viario para una nueva propuesta urbana para la zona (donde destaca la importancia de la antigua Calle Mayor). Otros elementos destacados a recuperar, incluidos en este grado, serán las plazas, lugares de encuentro y reunión en el pasado, desarrollándolo todo con un enfoque más lúdico y de congregación para visitas o actividades relacionadas con el desarrollo del pueblo. También se enfatiza en este grado la importancia de la decoración mudéjar y barroca que aún se mantienen en muchos edificios, ornamentos, pavimentos…

Grado 2: en este segundo grado proponemos la recuperación de los edificios residenciales que se encuentran abiertos hacia la Calle Mayor (curiosamente los que en mejor estado se encuentran) dándole carácter al eje de actividades en el que se pretende rehabilitar dicha calle para unir el pueblo de Belchite Nuevo con Belchite Viejo, convirtiendo todo en una banda en la que concurren espacios verdes, plazas, instituciones y en el cual se desarrollan actividades.

Grado 3: en este último grado se engloban todas las zonas de ruindad, pudiendo (si se pudiera) realizar un aprovechamiento de escombros y limpieza del terreno, para un futuro desarrollo de manzana. Se proponen nuevas edificaciones dando a calle con una reutilización del espacio interior destinado a futuras actividades académicas y formativas, relacionadas con la rehabilitación de edificios, con la agricultura mediante huertos ecológicos y también de diferentes espacios deportivos.

Fuera del contexto de la investigación realizada, pero dentro del ámbito de la recuperación y de la docencia, una propuesta a posteriori, y a modo personal, podría consistir en la transformación de Belchite Viejo en un eco museo sobre construcción, urbanismo… consolidar las ruinas que se puedan mantener y que sirvan como lecciones docentes para institutos y universidades, tal y como entendía la enseñanza el gran maestro Le Corbusier “… aprender construcción en obra y no en aulas… “, la construcción con entramados de madera y chamizos, con piedra y adobe… estudio de la arquitectura vernácula… todos estos elementos los reúne este pueblo.

Algunos edificios son auténticos tratados de construcción

Un artista que ha tomado esta idea de aprender construcción pero de una manera totalmente desligada del entorno es Gordon Matta Clark con su obra “Building Cuts”, en la cual, hace cortes en edificios que estén abandonados (con estancias, solados y demás elementos) y los traslada posteriormente a museos o galerías, para poder analizar su estructura, construcción, acabados…
Otra artista es Flavia Mielnik y sus “Obras en Diálogo”, donde hace una representación gráfica de las actividades que se realizaban en las distintas estancias de una vivienda en las paredes de edificios derruidos.

Independientemente del uso que se les pueda dar a estas viejas piedras, lo verdaderamente preocupante es que, a este ritmo de deterioro, el pueblo viejo de Belchite desaparecerá totalmente en 10 años.
Si en más de 60 años no se ha actuado de ninguna forma para salvaguardar esta minúscula parte de nuestra historia… en 10 años que quedan ¿se hará algo para evitarlo? ¿está condenada a desaparecer en el olvido?... ahora, contrarreloj, nos toca mover ficha.

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