11 de septiembre de 2011

Alcalá tuvo aeródromo

Puede que, a simple vista, las siguientes líneas tengan poca relación con el patrimonio y con la identidad cultural, pero en breve podrán comprobar que no estoy muy desencaminado.

En esta ocasión me gustaría hablarles de una construcción que me provoca fascinación a la vez que incertidumbre cada vez que paso por ella o voy a visitarla. Se trata de un enorme esqueleto de hormigón armado que antaño fue pensado como hangar y que ahora se encuentra totalmente abandonado y ruinoso. En su estado y en su posible recuperación me gustaría centrarme, ya que se trata de un claro e indudable vestigio de nuestra historia local.
El hangar del que hablo se encuentra en el Campus Universitario de Ciencias, dentro de los terrenos de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) situado al NE de dicha ciudad.


Antes de hacer una breve reseña histórica me gustaría aclarar que realmente no podemos hablar de una construcción porque del proyecto que realizó Esteban Terradas en los años 40 para implantar este hangar a la nueva Academia General del Aire en Alcalá de Henares solo se ejecutó la estructura, que es lo que se puede observar y lo que logra mantenerse, ya que se abandonó mucho antes de que terminara la obra.

Todo el mundo, al hablar o recordar los aeródromos que hay o que hubo en la zona, siempre mencionan el Aeropuerto de Barajas y la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (ambos en Madrid), pero lo que poca gente conoce es que hubo antaño otros dos más, ambos en Alcalá.

En 1913 se inauguró en esta localidad una instalación aeronáutica provisional conocida como Campo del Ángel (en honor a una ermita dedicada al Santo Ángel de la Guardia, que se situaba en la misma zona). Este aeródromo funcionaba como escuela de pilotos para las diversas fuerzas militares españolas. Por aquel entonces no existía el concepto que tenemos en la actualidad de “pista” de un aeródromo, por tanto, los aviones para lograr despegar se orientaban en la dirección donde el viento fuese más favorable.
Estas instalaciones fueron creciendo y fueron albergando aviones más potentes y a un mayor número de militares y pronto estas instalaciones se quedaron pequeñas para dar abasto tanto a los efectivos de la Armada como a los del Ejército del Aire, hasta que, finalmente, se abandonó en 1934.

El nuevo aeródromo para dar cabida a este gran movimiento militar existente se construyó a las afueras de la urbe y se le denominó con el nombre de “Barberán y Collar” en honor a dos pilotos españoles desaparecidos misteriosamente en México en aquella época.

Durante la República, este nuevo aeródromo fue partícipe durante la Guerra de 1936 a 1939, en las misiones de defensa del espacio aéreo madrileño. Con la llegada al poder del general Francisco Franco se dio el paso de crear el Ejército del Aire como tercera fuerza armada española.

El Ejército del Aire español necesitaba un nuevo centro de formación para sus pilotos (denominado con las siglas AGA (de Academia General del Aire) y en un primer momento se pensó ubicar dicha AGA en Alcalá de Henares, en este aeródromo, para lo cual se construyeron nuevos edificios y un inmenso hangar de hormigón armado, pero finalmente se ubicó en San Javier (Murcia).

“Barberán y Collar” se cerró al tráfico aéreo en 1965, pero hasta 1969 mantuvo una guarnición del Ejército del Aire, el cual se usaba como almacén y como otras dependencias auxiliares.

Finalmente los terrenos del aeródromo fueron reutilizados para dar paso al campus externo de la Universidad de Alcalá de Henares, en el cual se reutilizaron y se ampliaron algunos edificios existentes para dar cobijo a diferentes escuelas y servicios de dicha universidad.


Viendo el pasado histórico que posee este hangar no resultaría extraño el pensar en una recuperación inmediata de este elemento, en la consolidación de la estructura existente y gravemente dañada e intentar  establecer algún tipo de programa para su uso y disfrute en la actualidad y en un futuro… pero nada más lejos de la realidad. Tras más de 70 años en pie aún no hay nada previsto para él. Se pretendía instalar bajo esta estructura un gran invernadero que formara parte del Jardín Botánico Juan Carlos I, situado en las proximidades, pero ha caído en el olvido dicho proyecto, junto con otros muchos.
Además, da la impresión de que, al tratarse de arquitectura bélica o relacionada con temas militares, no se le presta mucha atención a la hora de salvaguardar su estado e intentar recuperarlo y darle uso, hecho sorprendente, ya que este elemento no recuerda ni hechos escabrosos ni recuerdos nefastos.

Otro apunte importante y clave para su recuperación es que actualmente está sin catalogar y no posee ningún tipo de protección conocida, formando parte de la Lista Roja del Patrimonio Complutense.


A medida que te acercas al lugar donde se mantiene en pie pueden verse los estragos que han ido causando el tiempo y el continuo abandono que ha sufrido, no los que pueden observarse a simple vista, como humedades, vegetación sobre todos los elementos, pintadas, basura y suciedad… sino en zonas donde el hormigón se está agrietando debido a la oxidación de las armaduras interiores y que muestran una notable y grave debilidad estructural.


Actualmente el uso que se le da a esta instalación es la de almacén de rastrojos y de restos de poda y ocasionalmente se celebran fiestas universitarias, patrones, “paelladas” y “botellones”…

Por todo ello me resulta extraño el hecho de que en el tiempo que lleva la universidad en la zona no se haya hecho nada por incluir este hangar en sus instalaciones ya que, como puede observarse en las fotografías del lugar, tras un refuerzo estructural y una correcta adecuación sería totalmente apto para albergar cualquier tipo uso, educativo o no, que se le quisiera otorgar. Además, estamos hablando de una construcción compuesta por tres naves longitudinales con unas dimensiones descomunales (más de 150 metros de longitud, más de 30 metros de anchura y casi 15 metros de altura en la zona central).

A la hora de adjudicar posibles usos que se puedan establecer aquí he encontrado distintas soluciones y de lo más variadas, resultándome curioso el hecho de que nadie estime oportuno su transformación en museo de la aviación o de temas relacionados con el uso al que iba destinado en los años 40, tal y como defienden algunos mayores.
Una gran mayoría de estudiantes optarían por su transformación en una biblioteca central que de abasto a todas las escuelas universitarias circundantes (ciencias, biología, enfermería…). Y otra gran mayoría optaría por que se acondicionara para albergar los eventos que se realizan en las distintas escuelas en la actualidad, patrones, “paelladas”… de una manera segura.

La primera opción no la veo factible por dos motivos: uno, por el hecho de que cada escuela posee en mayor o menor medida una biblioteca y, dos, porque en la zona centro de Alcalá de Henares se está realizando una obra de remodelación y ampliación de la zona del Rectorado e Infantado y en un futuro albergará una gran biblioteca de varias plantas.

La segunda opción si la veo más factible, la transformación del hangar en un gran centro de recepción de estudiantes, motivado también por la gran afluencia de estudiantes que hay en la zona, no solo locales o nacionales, también internacionales, gracias a los programas de intercambio tipo Erasmus, becas de idiomas... que se ofrecen. Un punto de encuentro donde se pudieran reunir e intercambiar experiencias, relacionarse, celebración de eventos, conciertos…

Sea un uso u otro, alguno de los expuestos o alguno que se pudiera adaptar, lo importante es que debemos preocuparnos por los elementos que forman parte de nuestra historia, ya sean construcciones, elementos… todos ellos están siempre vinculados a etapas del ser humano y de la vida.

Y es que, como bien me dijeron una vez: “… si tiene un uso se conserva, se protege… si no lo tiene se abandona… “… qué razón tiene…

1 comentario:

  1. Según D. Luis Ramón Laca, profesor mío de Patrimonio, "ese hangar es muy interesante, porque probablemente allí se probó el autogiro de la Cierva, por eso no necesitaban mucha pista. Sabía que fue un proyecto de Esteban Terradas. Este es un personaje muy interesante, que trajo a España a Einstein.
    También sé que para este hangar Araujo y Nadal hicieron un proyecto de aprovechamiento como invernadero para el Jardín Botánico de la Universidad, que quedó en nada".
    Gracias por el aporte vía email, Luis.

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